Ana María Jurado
Por favor no prevengan a sus hijos sobre el uso de Internet, porque si les hablan de Internet, tendrán curiosidad y se pegarán a la computadora. Y tampoco dejen que la usen. No les hablen de drogas, porque pasará lo mismo. Se aficionarán y se convertirán en drogadictos. Esta instrucción nos alarman, parece que se tratara de llamadas del siglo pasado, cuando los libros de Ciencia Naturales tenían tachada la palabra sexo y similares con violeta de genciana. Por favor, los tiempos han cambiado. Estamos en un período post moderno y la revolución en el tejido social y particularmente en la conducta de las personas ha cambiado. Las chicas en Guatemala empiezan a tener vida sexual activa a los 15 años, como media. Es una realidad que las opciones de preferencia sexual son variadas y no únicamente la heterosexualidad. Mujeres son violadas y aumentan el trauma si quedan embarazadas.
Por eso me sorprende sobremanera cómo los candidatos a la presidencia de país despliegan una forma de pensar arcaica en relación a temas fundamentales como el aborto, la educación sexual y la aceptación a la diversidad en materia de preferencias sexuales. Pienso que hay aspectos que pertenecen al ámbito privado y en los cuales el Estado tiene que respetar. Pero es una responsabilidad social asistir a aquellas mujeres víctimas de violación, a niñas abusadas dentro de su misma casa y que resultan embarazadas siendo unas niñas.
La iglesia tiene sus razones y junto a la familia orientará a niños y jóvenes sombre la vida sexual, cuándo y cómo iniciarla, y será responsable de conservar los valores, pero me parece una irresponsabilidad de parte de los aspirantes a gobernantes pronunciarse en contra de la brindar educación sexual en las escuelas y satanizar los temas actuales.
La Iglesia Católica está en total derecho de defender sus posturas e, incluso, de pedir a las candidatas y candidatos a la presidencia que definan su postura ante los temas del aborto, homosexualidad y educación sexual, lo que no implica ponerlos contra la pared para que respondan de determinada manera.
Acaso los presidenciables ignoran la realidad de nuestro país en relación a la muerte de mujeres por abortos mal practicados, la violencia ejercida dentro del hogar por el abuso sexual. No es excepción ni son casos aislados. Lo moral es tener una vida sexual responsable en cuanto a la sexualidad, la paternidad, las enfermedades venéreas.
El Estado tiene la responsabilidad de formar a niños y jóvenes para que asuman su desarrollo con responsabilidad. Esa sí es una responsabilidad moral. Porque decir que no a esos temas me suena a una doble moral. El que esté libre de culpa que tire la primera piedra y siga con ojos cerrados.