Ana María Jurado
La película Cisne Negro es hermosa. La fotografía y la actuación son muy buenas. Está catalogada como un Thriller psicológico, aunque he leído que también le dan una connotación de terror. Los dramas humanos a veces dan terror. La protagonista es una chica talentosa, bailarina de Ballet, que aspira a ejecutar ambos papeles, el del cisne blanco, para el cual está conformada perfectamente y el papel del cisne negro, que requiere de ella un perfil diferente: la expresión de esa parte oscura, sensual, fuerte, agresiva y, que no está presente; quizá está escondida en lo profundo.
El argumento permite una lectura psicológica muy amplia, desde la obsesión por la perfección de la protagonista hasta la actitud sobreprotectora y demandante de la madre. Esa madre, que como muchas sobreprotege a su niña adorada y en ese intento no le permite ser ni crecer. Estas madres se reflejan en la hija, pretenden realizarse a través de ella. Sofocan.
Pero también me llama la atención la actitud de Nina, la protagonista. Ella se exige perfección en su desempeño. Se trata de presión interna. La necesidad de ser perfecta. Esta actitud, guardando las distancias, es común entre hombres y mujeres. En entre jóvenes y viejos. Cuánto dolor produce y cuanta frustración cuando no alcanzamos esa perfección. Una enorme dificultad para competir y para tolerar la frustración. Probablemente ante el dolor de no lograr lo deseado surge la tendencia a auto agredirse, a provocarnos dolor, que culmina con la inmolación de la protagonista para liberarse internamente. Ese aspecto lleva una gran carga emocional ¿Por qué nos inducimos dolor? Nos sangramos, cortamos, rasgamos, mordemos, –tanto físicamente como de manera metafórica-. A nivel simbólico representa, a otro nivel por supuesto, una autoagresión. Pero cuando las agresiones son físicas, -cortarnos, rasguñarnos, mutilarnos- nos encontramos ante intentos por congelar el dolor emocional a través del dolor físico. El dolor emocional puede ser invalidante. Requiere de la psique mecanismos para soportarlo y la mente busca la salida: auto agredirse.
Esconder la otra parte, la oscura, la que no es favorecida por la sociedad, también es complejo. Muchas personas hacemos grandes esfuerzos por esconder esa parte nuestra, que es tan nuestra. Por eso el trabajo de integración es largo y a veces, también doloroso. La película nos muestra una chica empeñada en lograr la perfección y para ello encuentra necesaria la liberación de la parte oscura. Se esfuerza por lograrlo, pero solamente lo logra llegando al extremo. La muerte la libera, es la única forma de ser perfecta. “Lo logré, soy perfecta”, dice al final.
La búsqueda de la perfección nos lleva a la invalidación y autodestrucción. No es la salida de la auto realización. No, porque somos humanos, blanco y negro.