La presencia de la madre es crucial en la vida de los niños y de las niñas. Suficientes estudios respaldan la idea de la presencia de un vínculo entre madre y bebé. Así que el arrullo, el cuidado, la lactancia materna darán a ese ser dependiente, recién nacido, las bases para una desarrollo emocionalmente apropiado.
Idealizar la presencia de la madre ha sido una tendencia que llevada al extremo nos santifica y ser santa es una carga muy grande. Ejercer la maternidad con la mejor de las intenciones y armándonos de destrezas, que muchas veces no tenemos, pensar en nuestro bienestar, buscar y recibir ayuda de la pareja, si la hay, en el periodo de crianza y posteriormente, puede ser saludable, porque la tarea no es fácil, sobre todo durante el primer año de vida cuando él o la bebé depende totalmente de su cuidadora o cuidador.
Mi interés más grande es que las mujeres decidamos si queremos ser madres o no, y si decidimos serlo que lo hagamos de manera responsable, pero que el reto no implique la muerte o el descuido personal. Porque es un reto, es como afinar un reloj con exquisito cuidado. A quienes son mamás, biológicas o no, les deseo un día feliz. Ocúpese de ser feliz.