Las aguas se agitaron a partir de mi artículo de la semana anterior. Una mujer, cuyos datos voy a omitir, me escribió una carta con detalles que me conmovieron sobre manera. En su carta la joven me pedía que le diera pistas para reconocer si su pareja era misógino. A pesar de que a través de la información compartida yo podía ver con claridad que el individuo era un misógino, ella lo dudaba. Sucede así, es muy complejo llegar a la conclusión de que ese ser amado, seductor, encantador con quien me casé y de quién aún vivo enamorada, se volvió un monstruo. Pero aunque nos cueste creerlo hay mujeres que no saben sobre el tema. “Yo no sabia que eso era violencia”. En la carta la persona decía, “a veces he tenido miedo de que algún día me mate, porque cada vez es peor”. Ante esto decido compartir algunos rasgos de quien que se perfila misógino. 

Es muy frecuente que este tipo de hombres se muestre, al inicio, muy romántico y seductor, incluso gentil y simpático, por lo que es difícil para la mujer identificar la violencia que más tarde se presenta. Conforme avanza el tiempo, inclusive en la luna de miel, aparece alguna explosión de cólera, alguna reacción desproporcionada, algún ataque de celos injustificados, los que seguramente continuarán a lo largo de los años. Lo interesante es que después del estallido viene el arrepentimiento y la pedida de perdón, los regalos, las flores y los mimos. “Esto no volverá a pasar, te lo juro”. Dura poco. El ciclo se repite, en avanzada. Como la tensión se acumula un día de esos vuelve nuevamente a explotar y ahora, quizá aparezcan los golpes. En el ínterin hay descalificaciones, agresiones verbales, aumenta el control, de manera  que ella cada vez reduce más su círculo de amistades, no puede visitar a sus familiares, quizá tenga que dejar sus estudios o aficiones, todo para evitar que él se enoje. En este punto el control es casi total, hay celos, vigilancia y ausencia de comprensión y negociación porque él no admitirá jamás ninguna responsabilidad en su conducta y le echará a ella la culpa. Si en alguna vez ella pretende hablarle y llegar a acuerdos no lo logrará porque él no muestra comprensión ni empatía hacia ella. Pero ella tiene esperanza de que él cambiará. Tal vez si se porta bien, si hace caso, si no lo provoca…

En cualquier momento de esta espiral en que se encuentre pare, piense, cómo se siente en este momento de la lectura de este relato. Note cómo está su cuerpo y si hay señales de tensión. Haga un recuento de golpes, patadas, insultos, rompimiento de huesos.  Por favor es hora de pedir ayuda. Su vida es ahora lo más importante. El silencio por vergüenza resulta peligroso. Hable con su amiga, con su familia, dígales lo que está pasando, pida ayuda y denuncie. Acérquese al MP, a alguna organización de mujeres. Escape, protéjase. Es hoy. 

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