Amanecí pensando esta mañana en varias de mis amigas. En días como este no me resisto a enviar un mensajito preguntando ¿cómo estás? Cuando yo recibo un mensaje similar un calor suave aletea en el pecho y reconozco que alguien piensa en mí, así que no dudo en hacer esta pregunta cuando mi mente me lo pido. Es un tiempo incierto, demasiado lleno de sobresaltos y traspieses, con la enfermedad a la vuelta de la esquina, o enfrente, pasando la calle o caminando ufana como modelo de pasarela. La conducta humana es compleja, el miedo activa mecanismos de defensa para no  enfrentarlo. No está pasando nada, es una exageración, no es para tanto, a mí no me va a dar,  y frases por el estilo. Este fin de semana estamos de aniversario, un año hace  que  mi médico del Igss me llamó a la clínica para avisarme que ya había entrado el primer caso y para darme las instrucciones de mi cuidado personal. No salí corriendo a buscar papel higiénico, pero si empecé a informarme cómo tenía que proceder y establecer el primer plan de contingencia. Cuántas cosas han pasado desde entonces, han habido muertes sin despedida, enfermedades y el aislamiento  férreo al inicio, para irlo relajando conforme la información llegaba y aprendíamos cómo era el asunto, quienes tenían razón y quienes no. En ese cómo estás a las amigas y a la familia se dio un intercambio riquísimo con aquellas personas inquietas por lograr información veraz y también a reconocer noticias falsas para que  no nos metieran gol. No puedo dejar de mencionar el logro de aprender la tecnología y de aprender a brindar Psicoterapia por medios electrónicos. Esto ha sido fantástico porque he podido seguir brindando servicios de calidad con las limitaciones de una cámara. Hemos tenido la oportunidad de reflexionar sobre la vida y sobre la muerte, a apreciar los gestos de quienes nos aman. No me cabe duda que hemos aprendido muchísimo de nosotras mismas y de los demás, hemos pasado por estados emocionales variados, desde el decaimiento hasta la esperanza que casi puede ser optimismo. La comunicación, la respuesta a la pregunta ¿cómo estás? Nos ha dado información valiosa de cómo cada quien organiza su vida de la mejor forma para estar bien. Las personas han descubierto sus recursos internos y externos para salir adelante. Pero también he visto personas que como respuesta al miedo utilizan un mecanismo psicológico que se llama Negación y entonces con “no está pasando nada y se arriesgan y en ese arriesgar es posible que hayan provocado una tragedia. Pero así es, no podría haber sido tan fácil. Se trata de una situación sumamente compleja, con muchas variables en juego. Lo que sí me anima es la fe en el potencial humano. Nos declararemos campeones y campeonas cuando esto haya pasado. ¿Los y las jóvenes han aprendido algo? Yo confío en que si. La necesidad de inmediatez les lleva a la búsqueda de la satisfacción inmediata del deseo (buscar a sus pares, reunirse, olvidarse de que tienen padres y abuelos, consumir sustancias para aliviar cualquier angustia). Compartimos la  capacidad para salir adelante y sacar la cabeza por muy metida que esté. Muchos, repito, nos declararemos campeones por haber sido responsables desde una dimensión ética de nuestro cuidado personal y el de los demás. ¿Cuánto falta? ¡Quién sabe! Vamos día a día, ensayemos nuevas conductas, hagamos nuevos planes y confiemos en nuestro potencial de crecimiento inagotable. Feliz aniversario. 

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