“Estoy aburrido”, “No se qué hacer” son frase que repiten con frecuencia los niños, los jóvenes, e inclusive, los adultos. El tema del aburrimiento es mas complicado que lo parece. Para muchos resulta natural aburrirse y para otros, es motivo de preocupación. Para los mayores puede ser fácil solucionar el tema porque al tener espacios de tiempo libre lo llenan con actividades, dicen algo como “no tengo tiempo de aburrirme”, para otros, puede resultar complicado porque necesitan estar siempre estar en actividad. Los adolescentes demandan buscar qué hacer, pero seguramente “el qué hacer” tiene que ver con estar haciendo nada con los amigos, porque a esa edad la socialización es parte de su desarrollo normal. Los niños requieren cambiar de muchas actividades, una después de otra (o un balance de las mismas) y los padres y maestros tienen que hacer magia para que los chiquitos no se aburran. Es importante ver también cuántos intereses tienen las personas, jóvenes y mayores, para estructurar su tiempo. Aburrirse no es dañino a menos que sea crónico y que no encuentran estímulos que le den un sentimiento diferente, logro, satisfacción, alegría, paz, por ejemplo. El aburrimiento es propicio para que las personas se atiborren con comida llena de grasa como papas fritas o se saturen de televisión, aunque lo que ven no les interese. Algunas personas logran equilibrarse y llenar espacios con actividades creativas o recurren a su habito preferido, leer o algo beneficioso como meditar. En un extremo puede resultar beneficioso experimentar aburrimiento porque esto nos puede hacer recurrir a buscar actividades agradables. En el otro extremo encontramos personas que no pueden estar sin algún estímulo externo que los hace estar alejados de si mismo. La frenética actividad no les deja contactar con sus sentimientos, con sus ideas. Es como que les espantar verse y estar consigo mismo, como que el silencio les asustara. El aburrimiento es un reto, es un arte manejarlo. La clave, tener muchos intereses. A mí, en lo particular, me gustaría aburrirme, pero no tengo tiempo.