En la década de los años 80 estuvo en auge el Análisis Transaccional, un enfoque psicológico que resulta muy eficaz para entender la mente y para intervenir de acuerdo a su enfoque teórico. AT, como se le nombra, cuenta con una herramienta valiosa que se llama CARICIAS, que hace referencia al título de este breve artículo. Particularmente me gustó mucho y la aplicaba cotidianamente con mis hijos y con aquellos a quienes quería hacer sentir bien. Y la sigo usando. Aprendí, entonces, que hay caricias positivas y negativas, condicionales e incondicionales, verbales y no verbales (una simple categorización). Así las Caricias Positivas, físicas, verbales o no verbales son aquellas que hacen sentir bien a la otra persona, va desde te quiero, hasta las sonrisa y palabras y gestos alentadores, te felicito, que bien te quedó ese informe, eres una chica muy simpática, me gusta tu pelo, me siento muy orgullosa de ser tu madre. Mediante la comunicación creamos un ambiente de enriquecimiento, agradable, nutritivo, bienestar emocional.  Pero también existen las Caricias Negativas, esas palabras y gestos que te hacen sentir mal al otro. Eres un tonto, no servís para nada, mejor no hubieras nacido, descalificaciones, insultos, burlas, sarcasmos  pueden dejar heridas profundas la persona sentirse con una autoestima muy baja.  Pienso en el panorama desolador que estamos viviendo, en el clima de muchos hogares en los que impera la violencia de todo tipo y añoro aquellas conferencias, y aquel énfasis que ponemos en la crianza con amor, a la comunicación de las parejas… La moda del AT fue muy estimulante, nos hizo bien. Aprendimos a crear mentes saludables, crecimos. 

Hace falta el amor. Seguramente en sus redes sociales le llegan muchas invitaciones a amar, amar incondicionalmente, entonces poner en práctica esta sencilla herramienta, dar y recibir caricias positivas  de todo tipo,  puede hacer realidad esos mensajes que vienen acompañados con paisajes idílicos y música tranquila. Si por mera casualidad su hogar de crianza fue violento tendrá que hacer un ejercicio que inicia por tomar conciencia de este hecho y proponerse muy firmemente cambiar la forma en que está criando a sus hijos, cómo se comunica con su pareja, con su familia y con sus amistades. Cree ambientes abundantes en caricias, le sorprenderá el resultado. 

Share This