En mi cabeza ha estado rondando el tema de los ciclos de la vida, específicamente la etapa que se refiere a la etapa  de la vejez. Considero que es un privilegio llegar a esta edad y me hubiera gustado saber más sobre lo que me esperaba. Vi envejecer a mi mamá y a varias de sus amigas, pero por alguna razón, aunque sabia que me tocaría no profundicé en lo que implicaría. Es como vivir en una nube o tal vez en un presente continuo sin reparar  en lo que vendrá. Error.  En una sobremesa reciente con mis hijos bromeábamos y recordábamos anécdotas de personas cercanas cuando estaban ya viejas. No me ofende el término. Es lo que es. El día de la entrega de los Oscares vi a varios artistas a quienes admiré, ahora envejecidos, encorvados o con dificultades serias para moverse; admiré tanto a Al Pacino y verlo encorvado y viejo me estrujó el corazón. Pero por otro lado he visto en Netflix la serie corta Historia de una generación con el Papa Francisco, -que se las recomiendo- que me parece genial e inspiradora y que me confronta, me interpela con cómo vivir la última etapa de la vida.

No nos preparan, no nos dicen que duelen las articulaciones y los músculos, que el movimiento se dificulta y que muchas veces no recordaremos el nombre de alguien o en donde dejé tal a cual libro (por no decir las llaves). No nos dicen que ya no tenemos la facilidad para abordar el día a día y las múltiples tareas, tampoco que las visitas mas frecuentas que haremos será a los médicos y que la cuenta a la farmacia es importante. Que el deterioro es real. Ahora reflexiono cuán importante es prever el estado económico para cuando ya no generamos lo suficiente o nos jubilamos. ¿Seremos una carga para los hijos? ¿Quién nos cuidará? ¿Hemos ordenado nuestros papeles? ¿Los arreglos del funeral? Podemos vivir 15, o más años pero definitivamente moriremos. ¿Estamos preparados para la partida?

No creo que esta sea la edad dorada. Nada que ver. Es una etapa de deterioro y no es bonita, pero a su vez a mi me ha permitido hacer análisis de mi vida, en retrospectiva he visto sin pesar ni arrepentimiento acontecimientos dolorosos unos  y  alegres y entusiastas, otros.  Es actuar de espectador y ver de lejos qué paso, cómo lo viví y entender algo que quizá en su momento no vi.  De manera entusiasta pienso que este ejercicio hace menos re negables los achaques y dolores. 

Share This