Hoy es un día propicio para compartir con ustedes algunas reflexiones que he venido haciendo desde hace muchos años y para cuya tarea no hay tiempo suficiente porque es inacabable. Como este espacio suele ser reducido solamente hablaré de dos de ellas, porque para especializarse en el arte de amargarse la vida hay varias y buscaré la manera en las siguientes semanas en continuar en el empeño. Veamos. 

La primera y talvez la más relevante: “Sea fiel así mismo/misma”. Se trata de la convicción de que no hay más que una sola opinión correcta: la propia. En el esfuerzo por permanecer fiel a sus ideas, pronto se convertirá en un espíritu de contradicción. No contradecir ya sería traicionarse. Cuando alguien ose sugerirle algo, rechácelo de inmediato.  Se trata en empeñarse que solo usted tiene la razón, aunque mirándolo objetivamente, aceptarlo podría ser de su interés. Mantenga en su mente que solamente usted tiene la razón y no importa que la sugerencia venga de su mejor amiga o de sus padres, o, inclusive, de aquellos que se rompen el seso estudiando. 

En segúndo lugar valore su relación con el pasado.

1.    El enaltecimiento del pasado, dejando al lado algunos momentos de brillo en la niñez y la juventud, el aspirante a una vida desdichada se aferrará una y otra vez a los momentos y circunstancias que según su parecer iniciaron su vida de sufrimiento y aflicción.  Y un ejemplo muy bueno es buscar una pareja igual a la anterior, aunque al inicio de la relación parezca diferente, pero con el correr de los días se asegurará que su vida siga siendo desdichada.

2.    Insista en ver para atrás y por ningún motivo sé de el lujo de encontrar algunos eventos diferentes a su usual pesimismo y puede ser que le hagan olvidarse de este para siempre. Si está ocupado en el pasado, no tendrá tiempo para ocuparse en el presente. 

3.    Si ponemos atención fácilmente podemos encontrar algún hecho que inicie una fatalidad, un mal habito, una conducta e independientemente de la que se trate, asegúrese de tenerla presente y de repetírsela para no olvidarla. 

4.    Asegúrese de buscar la llave en el lugar que tenga más luz aunque la haya perdida en un lugar oscuro y no oiga el consejo de quien le observa, de esta forma se asegurará de “siempre lo mismo”.

Piense que el tiempo no cura las heridas y el sufrimiento, es más, puede convertir el pasado en una fuente de amarguras.

Torpe parafraseo de “El arte de amargarse la vida” de Paul Watzlawick.

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