Hablábamos de las diferencias entre ambos miembros de la pareja, el día de hoy me propongo continuar la línea de pensamiento. Sobre todo en el aspecto, poco atendido: responderá a las necesidades emocionales del otro. Dado que la forma de responder y de expresar las necesidades personales es diferente es importante un par de cosas, en primer lugar aprender a leer el lenguaje gestual del otro y en segundo lugar, tener en mente que regularmente la mujer espera empatía y consuelo y el hombre busca soluciones. La misma situación expuesta anteriormente, ella llora, él le ofrece soluciones, no funciona. Veamos otro esquema, ella llora, está desbordada por el dolor o por la cólera, el hombre trata de cambiar sus sentimientos. Tampoco funciona. Él comente un error, entonces ella trata de cambiar el comportamiento de él y más aún le da consejos o le dice lo que tendría que hacer. Tampoco funciona. Sin embargo, podríamos iniciar preguntándonos, ¿Qué necesita mi pareja en este momento? o más aun, le pregunto, qué necesitas? O aun más, le pido lo que yo necesito. Muchas veces el orgullo no nos permite hacer esto, esperamos que el o ella adivine qué es lo que necesito. Imposible.
Una última escena:
La situación en la casa está difícil y se respira mucha tensión, él se mete en su cueva, se aísla, ella, quiere hablar de los problemas que atraviesan y de cómo se sienten. El estrés pone en evidencia de nuevo las diferencias. Ella tendrá que esperar a que él se calme y esté dispuesto a compartir sus preocupaciones y cuando esto suceda conviene tener la paciencia de escucharlo y ofrecer su ayuda, solo ofrecer. No imponer. Por último, la insistencia en hablar, “ahora”, “en este momento” no parece dar buenos frutos. El tiempo es un valioso aliado. El tiempo, la paciencia y la aceptación de las diferencias. Viejas situaciones, nuevas formas de abordarlas.