Hay varias razones por las que a muchas personas no les gusta la Navidad: quizá le trae malos recuerdos, experiencias de muerte, abandono, pobreza, carencias; puede ser que se quejen de tanto gasto o de lo fatuo y comercial que son estas fiestas. Cualquiera que sea la razón por la que no le agrada este tiempo es importante asegurarnos que la única persona responsable de hacer o no hacer, de sentir esto o lo otro es uno, una misma. Si hacemos actividades de manera planificada para sentirnos de determinada manera seguramente surgirán las emociones que buscamos. De nosotros, de nosotras depende y eso es alentador. El desaliento o el entusiasmo depende de una misma. Sea o no creyente, tal vez convendría regocijarse y ejercitarse en el buen vivir.

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